García Martínez – 7 junio 1993
Una vez tenia que ser. Tarde o temprano había de producirse el cambio. Todos, en realidad, lo estabamos esperando. Y finalmente, cataclás: el barco de la nación toma la correcta derrota. Porqué, mire lo que digo, no todas las derrotas son malas, lo mismo que tampoco todas las victorias son buenas. ¿Mé se entiende?
-¡Hombre! Pues mas o menos. No es que digamos que digamos, pero tampoco que no digamos. No podiamos permanecer tanto tiempo en la misma situación de indolencia, apatia y desanimo. La gente necesita que algo le bulla en el interior. Y no estoy eludiendo a las burbujas de una finley en el estomago. Hablo de un bullir del espiritu, un hervor de la conciencia, una mente efervescente. Navegar y navegar contraluz, mirando hacia donde sale el sol. Sobre las olas, hacia el rumbo nuevo al que nos invita la ilusion recobrada. ¡Viva españa, y vivan los novios!
-Sobre todo, los novios
-¡Hombre! Y España.
-Bueno, si: España, también. Pero los novios siempre son los novios.
Brindemos todos, cada cual con lo que se pueda, porque algo ha cambiado. La semana pasada, la Selección gano a lituania, Indurain se coloco de líder y los tenistas de la tierra hicieron un papel excelente.