García Martinez
ERA agosto el mes vacacional por excedencia. Muchos dicen, sin embargo, que les gusta más septiembre, aunque luego casi nadie vaca con el otoño pisándole los talones. El Gobierno acaba de cargarse agosto. Felipe ha decidido que estando tal mal la cosa, no hay que darse tregua. Y ha dejado a todos los ministros sin holganza. El Gabinete celebrará Consejo en el genuino mes estival.
Muchos nos vamos de veraneo en agosto sólo por coincidir con el poder. Holgar cuando lo hace el poderoso nos produce la impresión de que también nosotros holgamos en las mismas condiciones de comodidad. Ya se sabe, y siempre se ha dicho, que de ilusión también se vive. Agosto fue más agosto cuando Franco se desplazaba al Pazo de Meirás. El Consejo de Ministros que presidia en San Sebastián, era más bien comedia, no sé si me explico. Uno espera que, durante el tan caluroso mes, los periódicos vengan ayunos de política. Y que se limiten a contarnos, una vez más, la reaparición del monstruo del lago Ness o la decisión de El Cordobés devolver a los ruedos o si le dan no sé cuánto.
Un agosto en el que todo funcione –aunque sólo sea aparentemente- como si estuviéramos en noviembre, ¿a quién relaja?. Creo que el nuevo Gobierno, aun teniendo en su seno a muchos independientes –agárreme usted esa mosca del rabo-, nos ha hecho a los españolicos vulgares una mala faena. ¡Y eso que aún no han aterrizado!.