García Martínez – 3 octubre 1993
Juro que no he leído todavía lo que firma aquí abajo mi amigo, y sin embargo, González Cano. Lo digo para que, si acaso nos repitiéramos, sepa el lector que no hubo plagio. Aunque, bien mirado, tan mías como suyas son mis cosas, y tan suyas como mías son las suyas. No cabe, pues, disputa.
Alude el de Espinardo a dos maestros del tebeo que se nos acaban de morir. Vaño, que pario a Roberto Alcázar y a Pedrin; y palop, padre y madre de Bartolo, as de los vagos. No entraré en materia, porque el experto es quien habla abonico. Nada mas dije que Bartolo era mi idolo, y el ejemplo a imitar. Solo que se le adjetivara como as significa ya mucho para mi. As te sugiere movimientos muy rapido, fugacidad. Aplicarle el termino a Bartolo- que era la viva encarnación de la ganduleria mas cansina-me hizo entender, siendo aun muy niño, las misteriosas cualidades del lenguaje. Mirad a Bartolo, sentado en el suelo y con la espalda contra la pared. (De ese modo leía yo mismo su vaga pericia en el tebeo). De la boca le sale un bocadillo mu expresivo: “ZZZZZZZZZZ”. Duerme, claro que si, este Bartolo.
El vago Bartolo ha sido guía espiritual de mi infancia, de mi juventud y de mi más madura, casi podria madurez. He procurado imitarlo siempre. Y yo pido perdón a Dios, y principalmente a Palop, si alguna vez no consegui del todo hacerme digno.