García Martínez – 29 octubre 1993
Buen tomate el que se ha liado con la cosa esta del clon, que incluso y el vaticano se ha visto en la necesidad de sacar la escoba y barrer la acera. La confusión es total. La incertidumbre para que contarle la expectación, inusitada. Cinco entraron ayer en mi garita-solo porque soy amigo de un bioquímico y le he puesto un prólogo a un libro suyo-para preguntarme sobre la clonación. Expresado de un modo muy simple, pero no simplón, se trata de producir individuos… todos ellos igualicos.
¿Cómo el defunto de su abuelico? Eso mismo. O sea: de un embrion nace un chiquillo, ¿no? Bueno, pues, siempre que tengas la prevision de guardarte un manojo de embriones de la misma estirpe, si se te muere el zagal siempre podrás tomar un embrion de los guardados, ponerlo en marcha y obtener un crio igual que el anterior. Y asi hasta que te aburras.
Quiero dejar este asunto bien aclarado porque la gente casta- está hecha un lio. Unos han entendido por clonación colocarle coronas a la virgen, otros pensaron que era sonarse los mocos; y algunos hay que miran al clon. En la acepcion de payaso. Hasta han inventado dichos: “solo te acuerdas de santa barbara cuando clona” o “Barcelona es bona si la bolsa clona” o “No clona el que quiere, sino el que puede. El desconcierto, en fin, es de mucha consideracion