García Martinez – 23 noviembre 1993
EL señor Corcuera se ha enfadado con los periodistas. Desde luego, los periodistas son en general un coñazo. Yo los veo como un mal de la Humanidad. Aunque, eso sí, un mal necesario. (Como el Estado mismo). La gente quiere saber qué pasa. En parte, porque los modernos medios de comunicación nos han acostumbrado a ello. Al personal lo han hecho adicto, por tanta información como le sirven a todas horas. Y ya no puede prescindir de conocer al segundo lo que está ocurriendo.
José Luis Corcuera tiene que entender que no es José Luis Cualquiera. Si lo fuese, nadie le haría maldito el caso, como sucede con usted y conmigo. Pero tenemos que es ministro. Y que fue él solito quien decidió hacer lo que estuviera en su mano para ser ministro. Ministro o similar, pero algo importante en política. No debería sorprenderle que los periodistas anden detrás suyo. Sobre todo cuando, como se dice en el argot, sus palabras son noticia. Por eso no veo bien que se ponga de morro con los reporteros. Si yo fuese uno de ellos, preferiría quedarme junto a la chimenea, en lugar de estar todo el día a la caza de un ministro. Mayormente si se trata de un señor como este, que te pone cara de perro y hasta te ladra.
El profesional de la cosa ha de ser natural, pues la naturalidad resulta encantadora. Siempre, claro, que el personaje sea encantador.
No es el caso de José Luis Corcuera.