García Martinez –7 diciembre 1993
Ya hemos pasado el ecuador de esta gloriosa minivacaciones previa a la vacacion navideña. Todos sabemos lo que se festeja en los finales y comienzos del año. Pero me temo mucho que no tengamos ni idea acerca de estas festividades que nos han permitido holgar en estos últimos días.
En otra copa, las gentes estaban enteradas de que una vez era el Corpus, otra la Ascension, o San anton, o San blas… En los tiempos que corren, ya no. Y ello porque los jovenes lo resuelven todo de la misma manera y en el mismo sitio. Quiero decir de pie y con solo dos variantes: la tasca y la discoteca. Y los adultos, yendo y viniendo en coche. Hoy en dia interesa mas vacar por vacar, que vacar subsidiariamente a una celebración. Y eso no es bueno. Sencillamente, porque aburren y deprime a los hombres. Pues, a estas alturas del llamado puente, ¿Cómo andamos? El saloncito está manga por hombro. Los libros de las estanterias, desordenados; los restos de chicles, clavados aquí y alla, el cristal de la mesa de camilla, pegajoso; el suelo, lleno de cascaras de mandarinas y de pipas; el vater, atascado…
Este es el desolador balance de unas pocas jornadas holgantes en las que que no se ha tenido en cuenta lo que se celebra. ¿Sabe alguien que celebramos? Si lo supiesemos (Y lo viviesemos) no estaria nuestro estado de ánimo tan decaido, ni el saloncito tan sucio.
¡Que hasta la abuela tiene abulia!