García Martinez –15 diciembre 1993
La Telecinco emite un telediario nuevo, a las tres de la tarde. Su gobernación corre a cargo de Ramón Sanchez Ocaña, profesional de voz agradable, presencia sosegada y sonrisa bien llevada. ¡Ele! Como se dice en la jerga, da dulce en pantalla.
Pero, ¡coñe, Ocaña, que siempre ha de haber un pero! Este chico se viene dedicando desde pequeño a divulgaciones médico sanitarias. Y lo hace con tanta convicción, que mucha gente lo ve mas médico que periodista. Algunos han llegado a comentar: “Mira, van a poner a dar noticias al doctor ese gordo” últimamente, Ocaña anuncia margarina o similar. Su discurso acaba con una alusión al colesterol. De modo que el personal lo llama el tío del colesterol. Esto ocurre porque, mediante la insistencia machacona de los anuncios, el anunciador acaba identificándose absolutamente con el producto que anuncia. Yo admiraba mucho a Juanjo Menéndez, sobre todo como intérprete que fue de los “Tres sombreros de copa”, de Mihura. Pero, desde que se dedico a vender por la tele- y tan pegajosamente- una marca de atún a conserva, le perdí la devocion.
Uno comprende que los artistas se procuren un sobresueldo haciendo comerciales. Es la forma de ganar un poco (o un mucho ) mas. Pero sean conscientes de lo que pierden. O sea, imagen. Será difícil que hagamos caso de las noticias que lea Sanchez Ocaña, sabiendo como sabemos que se trata del tío del colesterol.