García Martínez – 12 febrero 1994
Antenoche tuve ocasión de escuchar, aunque sólo por unos segundos, la entrevista que le hacían a Guerra en la tele. (Explicar lo de sólo por unos segundos requeriría otro articulillo). Coincidí frente al televisor justo cuando el vice pontificaba que, en la sociedad actual, se detecta un individualismo solidario. Pues, mire, según yo lo veo, no que no.
El personal –por lo que servidor y otros hemos podido notar- va a lo suyo. Tocante a los demás, Dios los asista. Aquí, lo que busca cada uno es andar caliente. Y el que tenga que vender clínex en los cruces, pues que se apunte a la cosa de Anguita. A lo mejor, aquí, el Guerra se está refiriendo en realidad a su partido. Pues es muy cierto que, en el PSOE, a pesar de las evidentes peleas entre unos y otros, todos se preocupan de pedir que no se excluya a nadie. ¡Nos ha jodido mayo con sus bellas flores! Pueden andar todos allí disputándose la mejor tajada –que suele ser el muslico-, pero, eso sí, que ninguno se levante de la mesa. En ese sentido de que privar del biberón ni al más tonto por mucho que se odien entre ellos, sí que se registra un individualismo solidario. Se trata de que el perdedor, aun siéndolo, siga teniendo de por vida derecho a merienda.
Lo que sucede es que la gente pasa de esa solidaridad San Guerra, como siempre, barriendo para adentro.