García Martínez – 4 diciembre 2002
Este sí que es un lunes de esos que llaman atípicos. Nada de curraje, pero lo que se dice nada, aun cuando la festividad sea de prestado por circunstancias del santoral.
Hoy se vienen abajo todos los tópicos que circulan desde siempre en torno a la mala follá de los lunes. No podremos decir aquello de: «tienes cara de lunes», o «no me dirijas la palabra, que estamos en lunes». Para que se vea qué pronto y con qué poco se pueden ir al garete dichos y adagios tan arraigados por la costumbre.
Lo que ignoro es si debemos festejar hoy a la Inmaculada Concepción, que tanto éxito ha tenido siempre en las Españas, o debimos haberlo hecho ayer, domingo, que era ocho. Parece ser que no hay legislación, ni tampoco jurisprudencia, sobre este particular. Así, pues, hablemos de otro particular en el que tengamos mayor conocimiento de causa.
Digo que sí, que bien, que hoy es un lunes diferente. Pero, si te paras a pensar, puedes llegar a concluir que a lo mejor resulta que este lunes es igual de feo y hosco que los del resto del año.
—¿Cómo dice usted eso?
Pues porque quizás hayamos llegado a este lunes, 9 –festividad, en realidad, de San Restituto–, hastiados de un puente tan anómalo. Sabemos más que de sobra, por experiencia personal, que incluso lo bueno acaba cansando al humano. No en balde compartimos con los ratones el 99 por ciento de los genes.
—¿Y qué tiene esto que ver con el tema?
No, nada. Es por darle a la croniquilla un toque de actualidad. Por cierto que actualidad en este puente –y de la que te oxigena– ha sido la declaración de la Sierra del Carche como Parque Natural. Magnífico lugar es ese. Desde su cima se ve el mar en los días que amanecen limpios.
Comentaba que este lunes teóricamente hermoso puede volverse feo, como consecuencia del cansancio festivo que arrastramos. Tenga usted en cuenta que estamos desde el viernes –y algunos desde el jueves en la tarde– sin dar ni un solo palo al agua.
—No pueden decir lo mismo los pobrecicos gallegos.
Cuatro días seguidos de fiesta pueden llevar a la depresión. Y la depresión, todos sabemos lo puta que es.