García Martínez – 15 abril 2003
Por lo que a mí toca, que me apadrinen ya mismo». Es lo que diría yo. Y lo digo. Pero, vaya, lo primero que hemos de hacer –después de desayunar, eso sí– es tranquilizarnos. No pasa na. Más aún: nunca pasa na. Y cuando pasa, pues ha pasao. Esta es la filosofía, me creo, aplicable al caso.
Algunos, sobre todo de la parte política, se han rasgado las vestiduras y se han mesado los cabellos, después de que un grupúsculo aragonés antitrasvase haya lanzado una campaña para darnos por fin agua a los de Murcia. Con decirle a usted que la que limpia ha llegado con urgencia al despacho de Ruizvivo, para retirar las vestiduras rasgadas y los cabellos mesados del titular.
No sólo no veo mal que los dichos señores patrocinen una propuesta titulada Apadrina un murciano, sino que lo veo de puta madre. Es que aquí estamos ya tan concienciados, que cuanto viene de Aragón nos parece que es contrario a nuestro ser y existir. Y no es eso.
(Por cierto que don Fernando Lázaro Carreter les va a meter una buena bronca a sus paisanos –el ilustre es nacido en Zaragoza– por escribir Apadrina un murciano, en lugar de Apadrina a un murciano. Es que, si no se incluye la preposición, quienes apadrinamos somos nosotros. Y eso sí que no podríamos hacerlo, aunque quisiéramos).
El apadrinamiento consiste en que cada padrino mandará a cada murciano apadrinado una botella con agua del Ebro. Ignoro si la botella será de tres cuartos o de litro y medio. Pongamos ni lo uno, ni lo otro –o sea, un litro– para que la perra gorda no sea sólo para una de las partes. Se supone que la frecuencia de los envíos será diaria. Aún así, con un litro al día, el murciano no tiene para nada. Y no porque sea murciano, sino porque, en términos generales, el médico recomienda de dos a tres litros. Y eso sólo para beber. Si encima tienes que lavarte los pies, ya me dirás.
De forma que, si no nos viniera el agua everyday, como se suele decir, el apadrinamiento no sería tal, sino una cosa simbólica. Quedemos, pues, en un litro por murciano y día. Y puesto que somos, según el censo del 2001, un total de 1.197.646 murcianos, nos han de mandar 1.197.646 litros diarios.
—¿Y dicho en hectómetros cúbicos?
Eso ya tendrá usted que esperarse a mañana, pues he de evacuar consultas.