García Martínez – 3 julio 2003
Los políticos –ciertos políticos, ciertos partidos– padecen la virtud de ponernos de los nervios. Hay que ver con qué naturalidad sueltan paridas que no hay quien se las trague. Claro, como le echan tanta cara a la explicación, en un primer momento confunden al personal.
A propósito de toda esa basura en la que navega la Asamblea de Madrid, algunas actuaciones que, por venir de donde vienen, deberían ser responsables y serias, nos las mandan rebozadas con la misma mierda allí reinante.
Cuando se detectó que había dos corruptos entre los diputados del PSOE madrileño, lo primero que se les ocurrió a los mandos del partido, con una prisa que no quieras ver, fue buscar la manera de echarle el muerto al otro, o sea al PP. Trasladaron al adversario un problema que nació propio. Quisieron crear la sospecha con el fin de convertir las propias culpas en culpas compartidas. « ¿Me han salido ranas dos tíos? Pues bien. Eso se debe a que existe un río que cría ranas. Por lo tanto, el río no sólo es culpable, sino muy culpable». Pero, pijo, ¿por qué se empeñan en meternos los dos pies por un calzón?
No se queda ahí la cosa sino que, si el ciudadano medio, como pueda serlo servidor, se permite dudar, pues se convierte en sospechoso de no progresista. De fascista, vaya.
Mire usted, yo no estoy dispuesto a tragar. Por dignidad. Y que digan misa. Uno acepta que hay golfos en todas partes. Y que en el PP no está la excepción. Uno ya no se fía ni del director espiritual. Es probable que alguien del PP esté pringado en lo del prófugo y la prófuga. El urbanismo, que llaman, es tan goloso. Pero es de estultos entrar a saco, sin pruebas, en el buen nombre ajeno.
Querellóse el PSOE contra sus prófugos, no sé qué constructores y el secretario del PP de Madrid. Ahora llega el Tribunal Superior de Justicia y no admite la querella, por no encontrar materia suficiente. ¿Y qué dicen los querellantes? Pues se agarran a que alguien ha filtrado la sentencia a los periodistas. Bueno, ¿y qué? ¿Qué tiene que ver la filtración (que las hay a montones) con el contenido de la sentencia? Filtrarla no la modifica. ¿O sí?
Son ganas de tomarnos el pelo, de reírse de nosotros, joder, desde las alturas de la politiquilla partidaria.