García Martínez – 21 enero 2005
El guateque que ha montado Bush para festejar su investidura viene a ser, sobre miaja más o menos, como la famosa fiesta de Blas. Así es como lo veo yo, no sé los politólogos.
-¿Tiene usted idea de si los politólogos gastan rabo?
Sí, sí, prácticamente todos. Cada uno va con su rabo puesto. Eso no tiene discusión. Yo mismo, siempre que me topo con un politólogo, lo primero que le miro es el rabo. Ahora bien, no se lo toco, porque el politólogo es muy mirado para sus cosas. ¿Satisfecho?
-Gracias, hombre.
Supongamos -aun cuando el lector dirá que es mucho suponer- que llega Bush y, por lo que sea, me invita al guateque este que digo. Digamos que, como Aznar no puede acudir, pues llega Condolencia Arroz, que acaba de tomar posesión, y comenta: «Pues, nada, de allí de España, ya que no tenemos a Aznar, podría venir otro afectado por el no trasvase del Ebro». Y piensa en mí.
Pero, claro, la verdad es que no sabría qué hacer. Me asaltan tremendas dudas. Porque, vamos a ver, bailes son siete. ¿Joder, siete bailes! ¿Quién aguanta siete bailes? Y, peor aún, con los menús tan empachosos. Luego está la bebida…
-Estos tíos toman ponche de ese que lo sirven en una palangana y tú metes el vasito.
Bueno, no lo metes, porque te lo sirves con la cetra.
-¿Y cómo se dice cetra en inglés?
Me parece que ellos dicen cup de rabo largo. Decía lo de los bailes. Allí, la orquesta tocará la cosas propias de ellos. Nada de valses, ni pasodobles, sino rock de ese duro y luego canciones de folk, que son un sinvivir porque van muy rápidas. ¿Cómo me meto yo en un follón de esos, tal como tengo los remos?
-La señora Ana Botella sí que va.
Ya, pero es más joven y, encima, concejala. Los concejales siempre han bailado muy bien. Lo mismo los de un partido que los de otro, ¿eh?, que en materia de baile no me gusta discriminar.
Por eso digo que no lo tengo claro. Y me consta que Condolencia me invita con la mejor de las intenciones. Sería estúpido negar eso. Y después tenemos los discursos, que son mataores.
-Entonces, ¿qué?
Mire: les voy a decir que los dólares que cuesta lo mío se los manden a los pobreticos del sureste asiático.