García Martínez – 25 enero 2005
Me creo yo que Rosa Díez -da igual su concreta filiación política- ha sido la más sensata. Mientras que cargos públicos de una y otra tendencia se tiran las responsabilidades a la cabeza, ella ha dado en el clavo de la cuestión.
Ha venido a decir -a propósito de los incidentes en la manifestación de (y por) las víctimas del terrorismo- que los partidos deberían hacer algo más de autocrítica, en lugar de quitarse el mochuelo de encima para echárselo al otro.
El PSOE viene dando por sentado, aunque todavía carece de datos, que los energúmenos que insultaron y trataron de agredir a Bono tienen que ver con el PP, porque se trata de ultraderechistas. Los del PP, por su parte, recriminan a Peces-Barba que no se echara a la calle con los demás. Pues qué bien. Esas actuaciones no pueden ser más de colegio. Pero de colegio de parvulitos. ¿Dios de los Cielos! ¿Es que no van a aprender nunca jamás?
Digo yo que lo primero que tendrían que hacer los de la izquierda es aguantar un poco, hasta que la policía descubra y trinque a los energúmenos. Que no es tan difícil, puesto que los han tomado en vídeo. Y entonces sabremos si militan o no en el PP.
Y, por su parte, los de la derecha podrían abstenerse de censurar a Peces-Barba. Me imagino que el hombre -que ya no está físicamente para muchos trotes- habrá tenido sus razones para no acudir. El señor Peces-Barba es alto comisario y tal para las víctimas del terrorismo, pero no tiene la obligación, ni siquiera moral, de meterse en aglomeraciones.
-Ya, pero…
Mire usted: no la tiene. Su trabajo es otro. Y sólo si lo hace mal se le podrá criticar. ¿Por qué tenemos que pontificar sobre lo que tiene o no tiene que hacer un señor que, hoy por hoy, es un particular? ¿Qué más dará?
Sí convendría, ya lo creo, que los partidos vieran la viga en el ojo propio, antes de fijarse en la paja, con perdón, que muestra el adversario en el suyo. Principalmente para que la vida política recupere un prestigio que ha ido perdiendo con los años.
Nos toman por gilipollas. Unos políticos que montan la que han montado en este principio de semana, sin duda suponen que somos gilipollas.