García Martínez – 26 enero 2005
Me imagino la cara de estupor que se le habrá quedado al Gobierno de la nación, después de que el Santo Padre se haya declarado a favor del Trasvase. Su Santidad ha ido aún más allá, pues está en contra de todos los desequilibrios hidrológicos. Nosotros -la gente de aquí de Murcia- nos conformamos con la pequeña parte que nos corresponde en ese gran proyecto, o sea una miaja de agua del Ebro.
-Pero ese proyecto del Papa lo es sólo de intenciones.
¿Claro! No querrá usted que haga también los planos y que se ponga a pie de obra, con lo mayor que está.
Desde Madrid, Rubalcabica ya ha salido al paso. Y, como no sería político ponerse a la contra de Su Santidad, viene a decir que la alusión al agua no ha salido del Pontífice. Asegura que alguien le ha añadido la morcilla al final del guión. Como diciendo que el Papa, ni se entera de lo que lee, ni tiene idea de lo que está pasando aquí con el desequilibrio hidrológico. Pero, vamos a ver, si sabe de nuestros pecados, incluso de los leves, ¿cómo no va a tener conocimiento de ese gran pecado que es negarnos el agua y querernos dar sólo la sal?
-¿Y si fuera verdad que alguien de aquí de la zona ha influido?
Bueno, si fuera verdad, pues verdad sería. ¿Qué quiere usted que yo le diga? A ver: Navarro Valls, que es de Cartagena y lleva allí toda la vida. O el mismo obispo Ureña, que ha estado, me creo, en la visita que llaman ad limina.
-Y aún queda otro que manda mucha romana en Roma…
¿Ah, claro! José Luis Mendoza, presidente de la UCAM. No me consta, pero me sé que visita mucho al Papa, el cual lo tiene, por lo visto, en su consideración. Pero le digo lo mismo que con los otros. ¿Cómo puedo saberlo yo?
Ignoro si Rubalcabica, que parece tan enterado, tiene también conocimiento de la personalidad del personaje.
-¿Por qué dice usted Rubalcabica?
Pues porque es así, cómo le diría yo, pequeñico y amanosico. Como un muñequico mismo de guiñol ese de Canal Plus. Pero en sí mismo. No hace falta fabricarlo, sino que aprovecha para actuar en la verdad y en la ficción.
Bromas aparte, esto del Papa, traerá beneficios para Murcia. Si no del Ebro, nos la pudieran mandar del Po, que desemboca en el Adriático.