García Martínez – 9 Febrero 2005
Más de una vez, los socialistas murcianos han propuesto ponerle Metro a Murcia. Piensan que, a falta de tren superficial, lo que necesitamos es un tren subterráneo.
Pero, eso sí, tiene que ser una cosa que esté bien. Que los túneles vayan por donde deben ir. Y nada de usar dinamita, que lo pone todo perdido y puede provocar incluso una catástrofe. Por ejemplo, que nuestra preciosa Catedral quede engullida por un enorme, de tan kilométrico, socavón.
-Ya sé por dónde va usted: por lo de Barcelona.
Sí que voy por ahí, desde luego. Pero es que de algo ha de servirnos tomar en consideración lo que otros hacen mal. Para no imitarlos.
Las obras de nuestro Metro ofrecen una dificultad añadida, como es el nivel ese que llaman freático. Aquí, con el paso del tiempo, las aguas de los riegos se han ido filtrando, hasta el punto de que, en cuando que te pones a rascar, la tierra aparece hecha barro. No lo diré muy alto, no vaya a ser que la Narbona ordene que nos apañemos, incluso para beber, con las subálveas.
-¿Mande?
Ellos nombran así a las aguas que están debajo del álveo.
-¿Ah!
Si ya para hacer cimientos de casas se presentan problemas, imagínese usted lo que será si lo que vas a construir es un túnel. Considerando, pues, que la tierra nuestra muéstrase agualosa, lo mejor será emplear una máquina de las que van horadando el terreno sin explosiones, ni nada parecido.
-¿Y qué me dices cuando haya que pasar por debajo el río, para no dejar sin Metro al barrio del Carmen?
Pues habrá que ir con mucho cuidadito. No creas que no es paradójico que nos falte tanta agua por arriba y nos sobre tanta por abajo.
-Eso es porque estamos mal hechos.
No le diré que no. De todas maneras, veo prematuro meternos en el follón este de hacer un Metro, con los riesgos que entraña, mientras los autobuses grandes y los Rayos sigan circulando medio vacíos.
-Lo que habría que hacer es suprimir el transporte público de superficie.
Vale. A fin de cuentas, son los buses los más culpables de los grandes atascos de tráfico que ahora soportamos.