García Martínez – 12 Febrero 2005
Es lo que dicen todos los ingleses al unísono: «Mejor pa ella». Lo que ocurre es que ellos lo dicen en inglés y, claro, no nos enteramos.
Toda la Ingalaterra opina lo mismo sobre lo de Camilla Parker y Carlos, que van a matrimoniar… Iba a decir «si Dios quiere», pero resulta evidente que sí que quiere, desde el momento en que el principal de la Iglesia anglicana ha dado el permiso en un periquete.
-¿Pero ese principal tiene autoridad suficiente?
Mire usted: eso es cosa de ellos. De la propia anglicanía. Si se tratara de la diócesis de Cartagena, algo podríamos decir nosotros, pues que a ella pertenecemos. Pero lo anglicano no es cosa nuestra. Lo del Papa, hombre, no digo que los ingleses no lo lamenten, como ser humano que es, pero no pasan de ahí. Allí están mucho más pendientes de San Pablo de Londres que de San Pedro de Roma, no sé si me explico.
A lo que iba: Camilla Parker no podrá ser reina de la Gran Bretaña. ¿Y qué? ¿Nos vamos a poner a llorar por eso? Pues no. Al contrario, nos alegramos. La muchacha, es un decir, como será sólo princesa, tendrá en la práctica los privilegios de una reina, pero no caerán sobre ella sus obligaciones. Eso es muy bueno para cualquiera y en cualquier negocio de la vida.
Y luego que Camilla tiene un apellido muy prestigioso. Camilla no me gusta, porque te lleva a pensar en una mesa de estas redondas…
-Con su falda.
Eso es. Pero Parker -¿ay, amigo!-, Parker tiene usía, pues así se llamaba (o se llama) una pluma estilográfica que, cuando Franco, nos ponía a los chiquillos los dientes largos. Ni siquiera esos juegos móviles que regalan hoy a los niños cuando toman la comunión se pueden comparar a una Parker.
Por último -y dentro de este mismo estudio que estamos haciendo de la pareja en cuestión- conviene acabar de una vez por todas con el rumor de que Camilla está embarazada y de ahí las prisas. Que se sepa, Carlos no se la ha llevado a los Baños de Mula.
Termino diciendo que me parece de perlas que se le otorgue a la Parker el título de duquesa de Cornualles. A pesar de las connotaciones del nombrecico, ya quisiera yo ese ducado par alguien de mi familia. O para mí mismo.