García Martínez -6 marzo 2005
A mí me parece que estamos en condiciones óptimas, los de Murcia, de reformar el Estatuto de Autonomía para que nos podamos separar del resto de las regiones españolas.
Hasta ahora, los que no somos nacionales -una miaja cantonales, si acaso- hemos padecido un complejo de inferioridad respecto a las autonomías señeras que son el País Vasco y Cataluña.
Las regiones que quieren salirse del Estado argumentan que ellas solas tienen de to. Lengua, cultura, tradiciones, economía, en fin, calidad suprema, como los alimentos de Casa Tarradellas. Cuanto más pecho sacan ellos, más nos arrugamos los de Murcia, que es una región agraria y sólo puede presumir de procesiones de Semana Santa.
Poco a poco, de manera inconsciente, hemos ubicado en nuestro cerebro la idea de que estos que se quieren ir son seres superiores, y que por lo mismo no desean compartir con nosotros la cotidianeidad.
-¿Mande?
Que no les parece bien que comamos todos en el mismo pesebre.
Pero, mire usted, en los últimos días, el cirio que ha montado Pascual, amén del desastre del Carmelo, viene a darnos alas a nosotros, pues llegamos a la conclusión cierta de que, a lo mejor, los catalanes son, más o menos, como todo el mundo. Quiero decir presonas.
Me consta que las gentes de Cataluña tienen cosas estupendas. Poseen una serie de virtudes dignas de mucho encomio, como su laboriosidad. Pero eso no justificaría que se tuviesen a ellos mismos por algo del otro mundo.
Cómo será lo de Pascual, más los socavones, que los propios nacionalistas de CiU son los primeros en reconocer que, tal como se han puesto las cosas, conviene parar las discusiones sobre los cambios del Estatuto. O sea, que ellos mismos se dan cuenta del mucho prestigio que han perdido ante el resto de los españoles.
Tocante a lo que viene de atrás, Cataluña tiene a Gaudí, pero también tenemos nosotros aquí a Juan de la Cierva, a Isaac Peral y a Saavedra Fajardo.
-Pero esos son nombres de calles.
Por favor. Son genios que le dieron su nombre a una calle. Y referente a los vascos, en casa hicieron el otro día un marmitaco que no lo mejora Arzallus. Así es que no se nos pongan tan chulicos.