García Martínez – 8 marzo 2005

Pues también en esto -¡válgame el Señor!- vamos a ser diferentes los de aquí de Murcia.
-No empiece usted con la cantinela murcianística, por favor.
Déjeme, hombre, con mi querencia. ¿Pues acaso vivimos en Eslovaquia? El lector se cansa de nuestros temas. Y yo lo comprendo. Pero es que sucede que nuestros temas son eternos. Cuestiones que no se resuelven nunca, por más que pasan y pasan los siglos.

¿Qué puedo hacer yo? Pues nada que no sea reflejar el latido de la calle, la inquietud del ciudadano. Ahora resulta que, según las estadísticas, durante el mes de enero, la gripe fue en Murcia siete veces superior a la media nacional de los últimos seis años. Usted me dirá con qué se come semejante guiso. Porque esto me pienso yo que no es cosa de la Narbona. A no ser que la falta de agua produzca gripe a mansalva.
-No diría que no.

Por lo que sea, aquí hay más gripe que en el resto de España. Más incluso que en Cataluña, a pesar de lo que está ocurriendo con Pascual. Más incluso que en Madrid, a pesar de que ardió -y de qué manera- la torre Windsor.
¿A qué deberemos achacar esta mecánica gripal? O han llegado aquí más virus de esos que a ninguna otra parte, o los murcianos y asimilados estamos predispuestos a que nos ataquen. O las dos cosas a la vez.

Me temo que esto es algo que nunca sabremos, porque de los virus se conoce poco o nada. Lo mismo que sobre nosotros. ¿Qué es lo que se sabe referente a los murcianos? Pues eso: que están en Murcia.
-Peor es lo de Teruel.
También es verdad. O sea que lo que hemos de hacer es aguantarnos. Como con todo lo demás.
-¿Qué es todo lo demás?
Pues la inoperancia por parte de los poderes públicos, de quienes hacen oposición y de la propia sociedad civil. Estamos, lo que se dice, amuermados. Los unos y los otros. No se advierten bríos, digo pujanza, espíritu, valor, resolución, garbo, desembarazo, gallardía y gentileza. No pitamos, a pesar de estar los pavos en la vía.

Damos dos pasos palante y tres patrás. Estando en esa circunstancia paralizante, ¿cómo no vamos a ser los españoles más griposos de España?