García Martínez – 11 marzo 2005
Algunas veces da la impresión -deplorable, sin duda- de que los españoles nos encontramos todavía en la misma circunstancia que nos llevó al brutal enfrentamiento entre nosotros. Lo digo como lo siento. Y estoy convencido de que en mis palabras no hay demasiada exageración.
Lo que ha sucedido (y está sucediendo) en torno a Peces-Barba no tiene nombre. Tanto si es como si no la persona más indicada para ejercer el cargo -quizás un poco rimbombante- de Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, resulta intolerable que un senador del PP diga acerca de él lo que ha dicho. Uno que se llama Ignacio Cosidó ha vomitado desde la tribuna de la Cámara, entre otras lindezas de parecido calibre, que Peces-Barba debe ser cesado, por situarse «más cerca de los terroristas que de las propias víctimas». Como suena.
Quiero creer -incluso añadiré que estoy seguro- que el personal de a pie se habrá quedado con la boca abierta. ¿Pero cómo es esto posible? Poca gente entenderá una cosa así. A Peces-Barba, cuya biografía política no es precisamente de las peores, que participó tan activamente en la transición, lo ve el senador Cosidó cerca de los terroristas. Y menos cerca de las víctimas. Pues qué bien. Ya podía este Cosidó haberse Cosidó los labios (comprendo que el pretendido chiste es una chorrada, pero es que no soy capaz de resistirme, con perdón).
Como empecemos a confundir -igual que lo ha hecho el senador popular- los papeles que desempeñan los personajes públicos, podríamos acabar como dicen que acabó el Rosario de la Aurora. No se pueden largar impunemente tales barbaridades.
Esto nos lleva (nos ha llevado ya) a que hasta los más sosegados se pongan nerviosos y echen el carro por el pedregal. De Peces-Barba no era esperable la reacción que ha tenido, diciendo que hace responsables a quienes llevan a cabo una campaña en su contra, de lo que les pueda pasar a él, a su familia y a los operarios de su oficina.
Pero, por Dios y por la Virgen, ¿en qué indicios se basa el ilustre para temer una cosa así? Me creo que se ha pasado.
Todo esto sucede en la víspera de que recordemos, para procurarles algún consuelo, a las víctimas del atentado del 11-M. ¿Señor, qué paisanaje! José María Lassalle recuerda el atentado del 11-M con motivo de la cumbre contra el terrorismo celebrada en Madrid. «Los españoles ya sabíamos lo que era el terrorismo. (…) Sin embargo, el 11-M fue una vuelta de tuerca más: una experiencia terrible que tuvimos que digerir de golpe y de una sola vez. (…) Para que se haga justicia es imprescindible la voluntad firme de evitar que algo así pueda volver a producirse. Es necesaria la cooperación con quienes padecen el terrorismo. Y, sobre todo, es imprescindible que se afronte el deseo de vencer a los terroristas sin matices, con la unidad de un pueblo que no inclina la cabeza frente al chantaje porque porta consigo la honorable dignidad de una sociedad de hombres y mujeres libres»