García Martínez – 18 mayo 2005
Tenemos un río nuevo. Aquí en Murcia. Nada, nada, no se me ponga flamenco el lector. Un río completamente nuevo. Para que se vea que Dios aprieta, pero no ahoga. O, en todo caso, nos ahoga en un nuevo río y murciano, lo cual, en nuestro caso de sedientos irredentos, es de agradecer.
-A ver, ¿qué tontería se le ha ocurrido a usted hoy?
¿Tontería? ¿Venga ya! Mire: el máximo responsable del PSOE en Murcia, el señor Saura, ha dicho y proclamado -estando delante la señora Narbona- que en esta Región ha surgido un nuevo río. El cual procede de la desalinizadora de San Pedro del Pinatar, que fue inaugurada anteayer mismo.
Por cierto que la autoridad se dio una buena panzada de agua de esa. Y parece que a satisfacción. Excepto en el caso de Cerdá, el consejero murciano de agricultura, que -como se ve en la foto de La Vedad- puso cara de asco en cuanto que se mojó los labios. Todos los demás la paladearon tan a gusto.
-¿Y no será que Cerdá puso esa cara por encargo de Valcárcel que lo llamó desde Polonia?
No sé, pero lo que sí dicen las lenguas es que el Presidente se marchó a la Europa del frío con tal de no tenerla que catar.
Los eruditos aseguran que, al decir que Murcia cuenta con un río nuevo, lo que hizo Pedro Saura fue un eufemismo o, mejor, una metáfora.
Pero, vaya, eufemismo o metáfora, que esas son palabras mayores, lo cierto es que tendremos que tomar algunas medidas. La primera de todas ha de ser cambiar el atlas.
-¿Cómo el atlas?
Sí, hombre. Los mapas. Hasta la fecha, lo que se enseña a los niños en Conocimiento del Medio es que los ríos que desembocan en el Mediterráneo son Ebro, Júcar y Segura. Este último -acordarse- «nace en la Sierra de Segura, pasa por Murcia y desemboca en Guardamar». Ahora nos toca añadir el río San Pedro (o río Narbona, que eso ya irá en gustos).
Explicaremos a los pequeñuelos que se trata de un río singular, pues, al revés que los otros, nace en el mar y desemboca en el bancal o en la cisterna de los retretes regionales.
De forma que entonemos el aleluya sin regomello ninguno.
Y que le den por saco al Ebro, amén.