García Martínez – 23 mayo 2005
Como sigan así, estos payos van a terminar dándole la razón a Franco, cuando echaba pestes, como las echaba, de los partidos.
Me duele que a nuestros políticos no les entre en la cabeza que los ciudadanos no somos tan tontos como creen.
-¿Pero es que lo creen?
¿Toma! Lo que yo le diga. No hacen nada más que demostrarlo un día sí y el otro también. Sobre todo últimamente. Vamos, ayer mismo, y anteayer… Que si yo soy más antiterrorista que tú. Que no, pues el supremo antiterrorista soy yo. En fin.
Estos ciudadanos que digo que no somos tan tontos -y perdónesenos la vanidad-, acaban advirtiendo que, en el fondo de muchas actuaciones políticas, manda más el interés de partido que el sentido común. También comprueban que ese interés de partido se sublima en un deseo irrefrenable de no quitar el culo del sillón (los que gobiernan) y de ponerlo cuanto antes (los de la oposición). Así de triste. Y que Dios me perdone si me paso en la apreciación.
¿Cómo pueden ser tan irresponsables? -se preguntará, me supongo, el buen lector. Pues, mire, creo que no se trata ya de que sean mejores o peores chicos. Es una enfermedad.
El biotipo que entendemos como político sólo mira por él mismo. Y que le vayan dando al mundo. Se mete en el barullo de la politiquería y pierde absolutamente la noción de la realidad.
La mirada -clara y lejos, y la frente levantada, que cantaba el fascio- está puesta en el voto. Ese es el horizonte. Y también la meta. Es tan fuerte la pasión por vivir (y vivir bien) del tinglado, que casi enloquecen. Por eso, con frecuencia, hacen cosas de locos.
Aquí no da nadie su bracico a torcer, si eso puede suponerle demora en la consecución del modus vivendi con el que sueña. Y, en aras de eso, unos destruyen a la propia familia, otros engañan a los amigos y, a lo último, joden bien jodida -con perdón de la mesa- a la entera sociedad que les paga el sueldo.
-¿Y las excepciones?
Nada, las excepciones están salvadas. Y, además, son muy pocas. Porque, generalmente, la excepción abandona. Cuando la cansan suficientemente, se vuelve a su trabajo y a su casa.
Así es que esas tenemos en las semanas que corren, mi amor.