García Martínez – 4 junio 2005
Esto era uno que estaba comiéndose una orilla de pan y un piazo de morcón. Y, como llegara alguien que le dijo: «Buenas tardes», le respondió, casi con un gruñido: «A mí déjame de filosofías».
Tal parece que le está sucediendo ahora a la Administración educativa. Que no quiere admitir que el ser humano también necesita merendar suspiros. Además de pan y morcón -que no diré que no- y además de whisky con soda. El suspiro alimenta al cerebro. En el discurrir de los tiempos, el suspiro nos ha sido administrado en forma de Filosofía, aunque se le podría haber llamado igualmente de otra manera.
Es verdad que, bien mirada, a pesar de los siglos que han transcurrido, la Filosofía constituye un fracaso. Pero sólo en el sentido de que no ha sabido responder a la pregunta tremenda que nos hacemos en cuanto que alcanzamos -o nos llega- el uso de razón. O sea, ¿quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos? Tú la coges del morro, a la Filosofía digo, y le insistes. Pero ella, ni idea. Mucha tinta derramada, muchas elucubraciones, pero, a la postre, nada.
El Gobierno quiere arrumbarla, para evitar que los zagales estudiosos -que alguno quedará- pierdan su tiempo con una asignatura que no explica quiénes demonios somos nosotros, ni por qué diablos estamos en este mundo.
Pero eso no es justo, mi San Segunda, porque, si a eso vamos, tampoco las otras asignaturas, ni siquiera las de Religión (con todo y ser las de Religión) nos han traído esa respuesta que sólo le exigimos a la Filosofía. Es esta una materia que, en lo que tiene de suma y resumen del pensamiento humano, enriquece al individuo. Y, eso sí, nos pone en disposición de saber, pero con fundamentos, que en realidad no sabemos nada, como dijo aquel. Porque, si no estudias Filosofía, te envaneces creeyendo que sabes algo de algo y te pasas la vida hecho un tontucio y un fatuo.
Es como el latín, que tanto molesta a los que deciden -no sé con qué título- qué cosas debemos aprender y qué cosas nos conviene olvidar. Ya me gustaría a mí saberlo bien sabido. Menos zoquete sería y mejor me saldría esto que le mando al lector.
Puestos a quitar, ¿por qué no quitan la Formación del Espíritu Nacional, o comoquiera que se llame ahora con la democracia?