García Martínez – 16 junio 2005
Benditos sean Dios y su Santo Nombre! Que ya hemos conseguido internacionalizar la secular murciana sed de agua. El mérito debe atribuirse, lo mismo que por tantas otras cosas, a la ministra Narbona.
-Siempre está usted con lo mismo.
Sí, pero no por mi culpa. No soy yo quien acude, terne y por propia iniciativa, al cesto del pan. Es la señora, que viene de Madrid a Murcia cada dos por tres. Es la señora, ya digo, que no para de hacernos discurso con el tema del agua. Y uno, claro, entra al toro.
Hasta la fecha circulaban dos eslóganes -¿pero sirven para algo los eslóganes?- sobre nuestro gran problema. Uno: «Agua para todos», que parece ser la pretensión sublime de la derecha. Otro: «Todos por el agua», que parece ser la pretensión sublime de la izquierda. Tenemos todavía tan arraigada la idea de las dos Españas -una de las cuales (recordaba Campmany) ha de helarte el corazón- , que ni siquiera para decir la misma cosa nos ponemos de acuerdo. Así, cada cual va por su camino, de forma que nunca sean convergentes, de forma que nunca lleguen a encontrarse y de forma que, a la postre, nos quedemos los unos y los otros con dos palmos de narices.
Ahora, la Ministra ha echado su cuarto a espadas. Y nos sugiere una frase lapidaria común, como es: «Agua para siempre». Con ello, amén de salvar nuestras falsas y murcianas disidencias -comoquiera que «Agua para siempre» nos lleva inconscientemente, por aquello de la moda, a traducirlo como «Agua forever»-, nuestra inquietud se internacionaliza. Se universaliza, vaya.
Si eso ha de servirnos o no para algo práctico está por ver. Pero, quieras que no, en el anglosajonizado mundo actual, «Agua forever» manda mucha más romana que «Agua para todos» y que «Todos por el agua». Y, si no mandara romana, al menos da caché, distinción, dandismo y hasta tronío. Por lo que se ve, no es lo mismo que lo diga Cervantes a que lo diga Shakespeare.
Creo que debemos subirnos al carro de la Narbona, tanto si queremos chupar por la derecha como por la izquierda. «Agua forever» está pidiendo a gritos una canción. Una de tantísimas como utilizan el dichoso forever. Hasta podría ser el himno gigante -Bécquer dixit- del que nuestra Murcia aún carece.