García Martínez – 04 julio 2005
Los conspicuos del socialismo murciano -aludo a los que ejercen mando- se quejan un día sí y el siguiente lo mismo de que los conspicuos del PP siempre andan en confrontación y bronca con el Gobierno de la Nación. Lo de la Nación lo dicen con cierto énfasis. Y lo veo bien, pues del Gobierno de la Nación, aunque lo regente el PSOE, se trata.
Piensan los primeros que tanto la confrontación como la bronca no son buenas para Murcia. Es la suma de varios sumandos lo que produce el mejor resultado. O sea, consenso, para decirlo como se dice ahora. Un consenso que surge de la sinergia, a ver si me entiende usted, que reúne los esfuerzos de unos y otros para concluir en un proyecto común.
Todo esto, sobre el papel, es divino. ¿Qué mejor cosa que un entendimiento incluso cordial entre los gobernantes de Murcia y los de Madrid? Miel sobre hojuelas. Pero tampoco hay que pasarse, camarada. Es que los socialistas de Murcia llevan ya un año, dale que te pego, con la misma cantinela. Mire usted: la política es controversia y disputa.
-Y diálogo.
Eso es lo que digo. Pero puede ser diálogo controvertido y disputado. Es que, si no es así, no echa gusto a nada. Si Madrid quiere hacer lo que le sale de donde le salga, pues, claro, aquí en provincias tampoco podemos quedarnos a verlas venir. Lo cual no quita para que sea conveniente la colaboración.
Pero, antes de ese diálogo colaborador no estaría de más que, en la propia Región, esa política de acercamiento la practicarán los del PP y los del PSOE. Porque lo cierto y verdad -como suele manifestar el consejero Marqués- es que están siempre a la greña. Una greña, por otro lado, del todo improductiva y, por eso, deprimente.
Aquí, basta que los unos digan sí para que los otros respondan no. Y a la viceversa. Tan como hermanos separados se comportan, que estos niegan a aquellos por sistema, como se suele decir. Por principio, sin hacer esfuerzo ninguno para avanzar en aquello que los une. Que algo habrá que los una, ¿no?
Si, desde abajo, los políticos murcianos llevan a los de arriba el pan que amasaron con una harina pactada, será mucho más sencillo que Madrid trague. Lo otro es perder el tiempo