García Martínez – 13 julio 2005
A los tíos que se enriquecen con la droga se les llama traficantes por antonomasia. Pero habemos más gente de esa. Es decir, personas que trafican con otras cosas: con el puesto político, con privilegios obtenidos de mala manera… En fin, la tira. Y, desde luego, también hay traficantes del tráfico.
Hace muy bien la autoridad cuando decide emplear mano dura con los choferelos, como decía Cela, que no respetan la norma. Más que nada porque ese no respetarla ocasiona heridos y muertos. Pero convendría quizás hilar un poco más fino. Para la buena marcha.
Preocupan los conductores que se echan a la carretera con varias copas de más. O aquellos que se piensan que las carreteras son circuitos de competición. Y, sin embargo, hay una dejación absoluta, por parte de los que mandan, en algo que ya se ha denunciado aquí y que, siendo grave, se toma poco menos que a cachondeo. Como mera gracieta.
Circula por ahí una moda -tan estúpida como la mayoría de las modas-, en virtud de la cual se prescinde del uso del intermitente. Si te echas por esos caminos del Diablo, verás que, para un porcentaje muy alto de conductores, el intermitente ha dejado de existir. Ignoro cuántas denuncias escriben por ese motivo los guardias, pero me temo que muy pocas. Se detecta, vamos a decirlo, como una frívola permisividad, un hacer la vista gorda, un mirar para otro lado, lo cual invita a que cada vez sean más los infractores.
Parece como si los encargados de la vigilancia hubieran llegado a la conclusión de que sacar el intermitente es algo innecesario. Una tontería, vaya. Una molestia y una pérdida de tiempo. Y, claro, el número de infracciones aumenta cada hora que pasa.
Lo que se lleva hoy, lo que mola, es poner las cuatro lucecitas a la vez. Uno llega, interrumpe el tráfico y provoca detrás suyo una cola tremenda, pero, en luciendo las cuatro lucecitas, ya está todo resuelto.
Lo mismo es que se ha llegado a la conclusión de que las intermitencias de toda la vida están más que superadas. Pues, nada, vale. Eso sí, habrá que quitarlas del Código. O se eliminan, o se sanciona. No hacer ni una cosa ni otra, constituye dejadez.
¿O es que sólo se trata de ponerle a uno el pito en la boca?