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Carmen Castelo

Las Zarabandas de García Martínez

Novillos & novillos toros

García Martínez – 30 julio 2005

Los novillos, tan antiguos, acaban de caer en las garras de la autoridad docente. A los novillos -tan estupendos y, a la vez, tan dañinos-, la Administración (vista la popularidad que siempre tuvieron entre la población juvenil) no los llama por su nombre, sino con el eufemismo de absentismo escolar. Tóquese usted los cataplines.
-Será si quiero, ¿no?
¿Ah! Desde luego. El lector es muy dueño de decir y hacer lo que quiera.
Si aludo a los cataplines es porque me molesta un tanto que la Administración que nos administra vea sólo el lado feo. El cole está para que los zagales se hagan hombrecicos. Eso no lo voy negar. Pero tampoco hay que cerrar los ojos a lo que tienen de excelso los novillos, que son, ya digo, tan viejos como el mundo.
¿Y fumarse sólo alguna clase que otra? Qué hermosura. Qué bonita manera de disfrutar del tiempo. O cuando se la fuma el profesor, sin que medie aviso. Con qué alegría salen corriendo los chiquillos. Qué felices son.
-Oiga, me parece que…
No siga. Le entiendo a usted, pero juro por Dios y por España que no deseo hacer apología de los novillos. Aunque, eso sí, las cosas son como son.
Cuentan que los dirigentes del cotarro han decidido cargarse los novillos. ¿Cómo? Pues usando de la electrónica para ejercer de acusicas.
-Acusica Barrabás, en el Infierno te verás. ¿Se acuerda usted?
Cada vez que el crío falte a clase, los padres serán avisados por medio del móvil. Automáticamente. Sonará un pito y podrás leer el siguiente o similar mensaje: «Su hijo está toreando. Usted verá, caballero (o caballera)».
Me temo que no hay escapatoria. La única salida que podría atenuar el rigor docente es que se permita siquiera un número máximo de novillos al año. Pocos, desde luego, pero sí algunos.
Los novillos forman parte de la infancia. Aunque también los practican con descarada hipocresía los adultos. Es lo que llaman absentismo laboral. Cuando ves a cierto personal por la calle en horario de curre, te dices: «Tate».
Así es que, nada de novillos toros. Pero algún novillico (una becerra, vamos) sí que se debería tolerar.
Más que nada, por mantener viva la gloriosa tradición. Tan española

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Sobre el autor

Esta página contiene las Zarabandas publicadas en el diario La Verdad desde 1964 a 2005. Es una de las propuestas que surgió como consecuencia del trabajo de investigación que dio lugar a la tesis doctoral 'Análisis e interpretación de la columna de opinión en la obra periodística del murciano José García Martínez', que defendí en 2015 en la Universidad de Murcia y que obtuvo la calificación de 'Sobresaliente Cum Laude". La tesis analiza 300 columnas de opinión de García Martínez, publicadas entre los años 1975 y 2010, para identificar las particularidades y características en cuanto a temas, enfoque, estructura y lenguaje. http://www.tdx.cat/handle/10803/300306