García Martínez – 22 octubre 2005

Esto es humillante. Ni más ni menos que humillante, vejatorio y lamentable. Nos va a terminar matando una gallina. O, lo que es peor, un pavo. Con lo tontos que son los pavos.
Se puede morir de muchas maneras, pero con un mínimo de dignidad. ¿Qué otra cosa podemos pedir quienes, a la postre, no tenemos más remedio que irnos al otro mundo?
-Si lo hubiere.
Bueno, eso vamos a dejarlo al arbitrio de cada cual. Nos nos pongamos inconstitucionales, ¿eh?
Digo que uno debe morirse siquiera con honor. Pero palmarla porque te pega la gripe un pollo, lo veo denigrante. Llegas, un suponer, al Cielo, y te preguntan: “¿Usted de qué va?”. Tú respondes: “¿Yo? De bueno y justo”. Vuelven a preguntarte: «¿Y de qué murió usted?». Tú, de nuevo: “Pues, nada, que me picó un jodido pollo”. Y te replican: “¿Hala! Al Infierno. Por gilipollas”. ¿Cómo se te queda el cuerpo?
-Pos mu mal.
Todavía lo de Los Pájaros, de Hitchcock, se puede entender. Una bandada de pajarracos que se viene encima y te desangra. En última instancia, eso es morir como un hombre, lo mismo que un tío al que se lo merienda un tigre. A mí me dices que la gripe te la ha pegado un caballo de pura raza y bella estampa, y digo: “¿Olé tus cojones!”.
-¿Los del caballo?
Los del caballo, desde luego. Pero una gallina, un pollo, un pavo, una pava, ¿quite usted, por Dios!
-Y eso de la pandemia, ¿qué diablos podrá ser?
No me pregunte, por favor, que me pongo muy nervioso. La pandemia quiere decir que, si Dios o los laboratorios no lo remedian, la enfermedad se extiende y se extiende.
Pero le diré una cosa: lo peor que nos puede pasar es que cunda el pánico. Una persona con pánico no es sino una piltrafa. Y, además, una piltrafa estúpida. Supongamos que una porción importante de los humanos está condenada a morir de gripe aviar, como la llaman para disimular. Si esa posiblidad te saca de tus casillas, tu existencia se convierte en un sinvivir. Si a esto le añades que al final te mueres, pues ya me explicarás.
Vivamos, pues, mientras vivimos.
-¿Antonia, saca la botella del anís!
-¿Voy pallá!