García Martínez – 8 noviembre 2005
Después de ver en el cine La leyenda de El Zorro, me preguntaba yo, intrigado, cómo será la próxima película. Si consideramos que en esta de ahora ya intervienen, deshaciendo entuertos, el marido, la mujer y el chiquillo, en la que venga después podremos encontrarnos a toda la familia zorra -abuelos, tíos, cuñados, hermanos y sobrinos- con el antifaz puesto. Una enorme manada de zorros llenando la California.
En la producción que se viene proyectando nos topamos con la mujer de El Zorro echando una mano. En plan zorra, vaya. Lo digo en el doble sentido, pues la moza, amén de batirse muy bien batida, no para de morrear con ese malvado Conde francés que pretende destruir los Estados todavía no Unidos de América. Para que todo case, esta señora, la Catherine Zeta Jones (monísima ella) lleva esculpido hasta en el apellido el signo del Zorro.
-Se conoce que se lo esculpió el mismo Antonio Banderas.
Se conoce. Está muy completito el peliculón, ya que, si algo faltaba, también sale en la peli haciendo zorrerías el niño Joaquín, que va de zorrito.
Acordarse de aquel Pepe Iglesias, El Zorro, que actuaba en las radios españolas de los años cincuenta. Y que cantaba así, a modo de sintonía: «Yo soy el Zorro, Zorro, Zorrito, para mayores y pequeñitos». Y de Tyrone Power que fue quien interpretó en blanco y negro el papel del enmascarado. O sea que tenemos una tradición zorrera notable.
En esta segunda película de la serie Banderas hay mucha trama. Asunto y argumento de más. Sobre todo por la implicación familiar. Porque, claro, no es lo mismo que salga el Zorro solo, que el Zorro, la zorra y el zorrete.
Menos mal que no había gallinas en la sala de proyección, pues se trata de instalaciones nuevas. Digo las de Molina de Segura, donde el espectador está comodísimo, todo hay que decirlo. Los asientos son amplios y nadie te tapa la visión ni con sombrero de copa. Como hay supermercado, después de ver a los zorros te puedes comprar un melón.
Aprovechando que andan por Murcia tanto El Zorro, como la zorra de su señora y el zorrito Joaquín, ya podrían acabar con las diez mil palomas que nos sobran. Nadie como El Zorro y su familia para cargarse la gripe aviaria.