García Martínez – 20 noviembre 2005
Le tengo una cierta fe a la Humanidad. Y si dijera lo contrario mentiría. Lo que pasa es que, en ocasiones,viendo y oyendo determinadas cosas, pues que me pongo a dudar.
-Yo lo veo bien que dude, puesto que no es verdadero aquello de que la duda ofende.
Gracias, hombre. Así es que ya le digo. De la noche a la mañana te topas con una buena obra -social, por supuesto- y te dices: “Vaya. Me siento de puta madre con mis congéneres”.
-A pesar de ser congéneres.
Eso decía. O incluso mirando a los niños. Durante un rato nada más, claro. O, fíjate, incluso contemplando un bello paisaje.
-Y si fuera llovido, aún mejor.
Eso decía. De forma que a mí no se me podrá decir que soy un mala sombra, un amargado que lo ve todo negro. De ahí que me tenga por un individuo normal y corriente.
Pero, en fin, te encuentras también con momentos que por nadie pasen. Uno tiene los ojos y los oídos bien abiertos a lo que es la actualidad. Ves a toda la gente -a toda, ¿eh?- con el móvil pegado a la oreja y te dices: “Bueno, ya se les pasará”. Acordarse cuando se murió Franco…
-Oiga, ¿por qué nombra tanto a Franco? ¿Es que es usted facha?
No creo, señora. Eso lo hago para que no se nos ocurra volver nunca jamás a la andadas. Es como un exorcismo que me he inventado con tal de espantar a nuestros demonios familiares.
Decía que, cuando se murió el hombre este, como sólo nos dejaba mirarles el tobillo a las artistas, hubo una invasión de publicaciones con todo el mundo en pelotas. Los chiquillos de la democracia se paraban en los quioscos y se ponían, pues eso, como nos ponemos los chavales (y más aún en edad de merecer) viendo las cosas del cuerpo.
-Bien mirado, no son nada más que cosas del cuerpo.
Sí, pero para mayores con reparos, ¿no? Iba diciendo que, cuando pasó un tiempo, nos saturamos de sexo de ese y ya nadie hace caso, ni desde luego se escandaliza. Lo mismo pasará con los móviles. Ya nos cansaremos. Pero lo que decía que me aparta de la Humanidad no es eso, sino esa músiquilla que llevan ahora los chismes y que reza: “Tu- tu-tu-tú, Tren Valencia”. ¿Santo Dios!