García Martinez –3 diciembre 1993
Este de hoy es un viernes negro. Valiéndose del, así llamado, Consejos de Ministros, el PSOE renunciara a una buena parte de su ideología de progreso, tal como ya una vez renunció a Marx. El asunto es grave. Se trata de un avance importante en el camino de la renunciación. (Recordemos el bolero famoso). El caso es que, según yo me temo, renunciando, renunciando, se pasa uno al otro bando. Mucha gente opina ya que, llámese PSOE, llamase PP, lo mismo tiene que lo mismo da.
Tocante al ejercicio del pragmatismo, Felipe González le ha ganado con muchas creces a su maestro en esta asignatura, o sea, Adolfo Suarez. La política camaleónica del sevillano merecería una película de Fellini. Me dice un amigo economista- y, como yo, adicto a las pipas de girasol- que, si convocaran elecciones ahora mismo, muchísimo de los que votaron PSOE votarian otra cosa, o no votarían nada. Yo no estoy tan seguro. Creo que nos hemos acostumbrado a esta gente. Le hemos cogido el aire a decir pestes de estos. Ya tenemos a quienes echar las culpas de todo, incluso de nuestros particulares y dolorosos estreñimientos.
Ellos también se han habituado a que le digamos perros judíos. Y tranquilizan sus remordimientos con aquello de “ande yo caliente y ríase la gente”. ¿Qué te parece lo del mandamás de la Guardia Civil? Y mientras, la pobre pareja, tirando con pan y manteca.
¡Ay, viernes negro regado con lágrimas negras!