García Martinez
NO debería haberle tocado al bacalao. Por tocarle entiendo que, al bautizar bakalao con una K a una música machacona y estúpida, parece como si al dignísimo y reverendísimo pescado se le hiciera de menos. Suena bien decir música bakalao, pero la biensonancia no justifica el desfavor.
Por lo que respecta a España, el bacalao merece un respeto. Ningún otro bicho del mar ha prestado a esta sociedad tan importantes servicios. En tiempos de crisis –recordemos la post-guerra civil- el bacalao permitió sacar adelante a varias generaciones de españolitos. Cuando apenas había algo que llevarse a la boca, como no fueran garrofas y boniatos, el bacalao fue la solución. (Y estoy hablando sólo de bacalao salado, que no fresco). Bacalao frito con tomate; bacalao igualmente frito, pero con ajos tiernos y una ñora seca; guiso de patatas en caldo con bacalao; ensalada de bacalao con huevo duro y pimientos verdes; albóndigas de bacalao; pan y bacalao, sencillamente…Prescindo del pil-pil y otras exquisiteces –como el bacalao marinado- para limitarme a un uso muy primario del bacalao. El bacalao como posibilidad de subsistir.
Reinaban las enormes bacaladas en los viejos establecimientos de coloniales. El bacalao debería haber sido condecorado con la medalla al mérito civil. Pero, en lugar de eso, lo toman a pitorreo, llamando bakalao con K a la última gilipollez que ha puesto de moda la Trilateral