García Martínez – 13 enero 2005
Hay que ver y hay que ver cómo pequeñas causas generan grandísimos efectos. La pintura tan escasa que llevaba en la cara el Rey Baltasar en el desfile capitalino, ha dado lugar a toda clase de protestas.
-¿Hombre, usted me dirá!
Le diré. Prácticamente nadie, me creo yo, ha aceptado al Baltasar de este año. Y no porque no diera caramelos, que los daba Su Majestad de él. Lo escandaloso fue que no era lo bastante negro como cabe esperar de alguien que se supone que nació negro. Baltasar iba, como si dijéramos, de mulato. Y, si me apuran, de mulato aguado.
Ignoro qué pasó a la hora de maquillarlo, pero algo debió de ocurrir que impidió un Baltasar negro como la pez. Lo mismo es alérgico, ahora que tanto se lleva eso, al colorante. O igual es que se les terminó la pintura. Algunos dirán que el caso del Baltasar entreverado compensa el de ciertos personajes que se untan con negro de más. Eso pasaba en Jumilla con el Demonio Antón Risicas, que actuaba en la rememoración del Prendimiento de Jesús. Parecía que le hubieran vaciado el bote en la cabeza. Hasta el punto de que, por lo muy negro que mostraba el rostro, no se le veía. Como si fuera un trozo de noche.
Los chiquillos y los ancianos somos muy sensibles…
-Usted es anciano, ¿no?
Pues, verá, en mi fuero interno, soy ambas cosas: un crío y un viejo; mitad monje, mitad soldado.
(Ahora que acabo de poner un punto y coma advierto con estupor que el dicho signo casi no se emplea ya en los textos. Un día en que no tengamos nada mejor que hacer -o sea, cualquier día- podríamos ocuparnos de esta mecánica).
Comentaba servidor que un Baltasar entreverado hiere la sensibilidad del espectador. Es como si vistiéramos a Papá Noel de lagarterana, a ver si me comprende por donde voy.
-No, si yo le comprendo, aun cuando no lo comparta en tantísimas paridas como escribe a diario.
Ya, pero eso forma parte de la democracia. Peor es lo de Ibarretxe. (Por cierto que ayer, en la radio, sacaron a relucir el cantón famoso de Cartagena).
En dos palabras: si uno va de negro, tiene que ir de negro con todas sus consecuencias. Y, si no, que pongan a un subsahariano, como se les llama.