García Martinez – 10 marzo 1993
Vilallonga opina que su libro El Rey es un “perfil autobiográfico”. Yo lo veo más como una serie de conversaciones -desde luego que interesantes- con don Juan Carlos.
El autor introduce algún dato que nos aproxima a la biografía, pero en muy corta medida. Uno de los personajes objeto del diálogo no podía ser otro que el Conde de Barcelona. El Rey se muestra muy sincero al referirse al incidente que tuvo lugar cuando él mismo le comunicó a Don Juan que Franco había decidido nombrarlo sucesor” a título de Rey”.
Villa Giralda, padre e hijo comentaron ciertos rumores acerca de la sucesión. Tras las vacaciones, Franco le confirmó al Príncipe esos rumores. Y le pidió que no se lo comunicara a su padre. El futuro rey no le hizo caso y llamó por teléfono a Don Juan, quien, al principio, se enfadó. Juan Carlos, que iba a pasar unos días en Estoril, fue a despedirse de Franco. El General -así se le alude en el libro- le pidió que fuera a verle a su regreso, ya que tenía que decirle algo. Pensaba que, durante la estancia en Portugal, su hijo ya conocía la noticia. A lo largo de unos meses, las relaciones entre ambos fueron tensas y, sin duda ninguna, dolorosas.
Después, el Conde hizo lo que debía hacer, y los contactos volvieron a ser, si cabe, más cordiales. Las convicciones democráticas del Conde y, sobre todo, su dignidad a lo largo de tiempos tan difíciles son sin duda ejemplares