García Martínez – 19 marzo 1993
El problema de España no es la crisis económica, ni siquiera la corrupción galopante de la clase política, Estas son sólo las consecuencias de lo principal. Y lo principal es que todos nos llamamos Pepe, Más aún: que todos somos Pepes. Algunos, para disimular, se hacen llamar Bibiano, o Florencio, o CátuIo, Pero eso no invalida mi tesis. Si se nos mira bien! con un poco de detenimiento (y de discernimiento), se llega en seguida a la conclusión de que todos, ricos y pobres, guapos y feos, inteligentes y tontos, somos Pepes.
Felipe González, ahí donde lo ven, no es Felipe, sino Pepe, ¿Qué es Pepe? Ni más ni menos que una manera de ser, un concreto talante ante la vida y también ante la muerte. Todos los Pepes hablamos, pensamos y sentimos de la misma manera, Es lo que le otorga carácter a una comunidad, Al final, debajo de los discursos más eruditos, detrás de los comportamientos más firmes, aparece el Pepe que todos llevamos dentro. ¿Esto es bueno o malo? Yo no sabría decirlo. Si la Naturaleza, o quien sea, ha decidido que todos los españoles seamos Pepes, sus razones tendrá.
Estas cosas no ocurren por casualidad. Por tanto, no nos engañemos en la festividad de hoy. Es verdad que muchos Pepes lo llevan escrito en el carnet de identidad. Pero los que no lo llevan también son Pepes. Como el problema no tiene solución inmediata, felicitémonos los unos a los otros, sin excepción.
Y mañana, Dios dirá.