García Martínez – 23 marzo 1993
Hay que ver las vueltas que da la vida. ¡Pues no que son los socialistas quienes pretenden mantener (y conservar) el cargo de gobernador civil! La derecha, con no aclararse ya tiene bastante. En este tema han hecho de todo: votar que si votar que no y abstenerse. Yo no sé si deben desaparecer o no, ni lo sé, ya digo, ni me importa, para qué nos vamos a engañar. Lo que me choca es que, si alguien odiaba a los Poncios de entonces -uno, en su modestia, se limitaba a despreciarlos- eran los de la izquierda. Y sin embargo, ahora no desean que se los toquen.
Claro que, para ser justos, tendremos que admitir que no es lo mismo tener un Poncio nombrado por uno mismo, que un Poncio designado por el dictador. Lo de menos, por lo que se ve, es que el Poncio sea gobernador y civil Lo importante es quién anda metido dentro del uniforme. Por otro lado está la Historia, La figura del gobernador tiene, creo, casi ciento cincuenta años.
Entonces —dirá el sociata- tampoco es cuestión de tirar la tradición por la ventana. Aunque el argumento no es muy allá, si consideramos que viene siendo el PSOE quien lo tira todo por la ventana. Incluso la casa.
Lo más probable es que, tarde o temprano, al gobernador civil le cambien el nombre y lo llamen subdelegado del Gobierno o similar. Pero no ha de servir de nada, un Poncio siempre será un Poncio, a ti te encontré en la calle, y ya dijo el otro que la calle era suya.