García Martínez – 1 abril 1993
El señor Anguita, como casi todos los de Izquierda Unida, suele mostrarse catastrofista cuando se refiere a la situación de las Españas. Por eso me sorprende su afirmación de que, si no se pone remedio, en quince años acabaremos como en Italia.
Disiento, oiga. Servidor escribía hace poco aquello de que los italianos se nos habían adelantado, por poco, a los españoles en la cosa de la corrupción. De donde se puede deducir, y se deduce, que la escandalera que acaba de producirse en aquella península podía haberse producido igualmente -o casi- en la nuestra.
Todo depende del interés que pongamos en rascar donde más pica. Ustedes me entienden. Si sólo con arañar un poquito al monstruo con las uñas, tenemos lo que tenemos en los juzgados, ¿qué será cuando entremos a saco en el saco de las corruptelas?
Servidor no pretende decir que todo es un desastre sin remedio. Afirmaciones de esta clase son peligrosas, porque, en base a ellas, puede surgir un salvador estilo Tejero o Armada. Pero también resulta muy arriesgado meter la cabeza debajo del ala. No han de pasar, señor Anguita, quince años para que no encontremos en parecida circunstancia a la de los italianos. Los hechos concretos que ya se conocen, más el rumor que nos trae el río, más las investigaciones que están por hacer, hacen pensar que sólo quince días serían más que suficientes para que se montara el cirio.