García Martínez – 14 abril 1993
Lo que le interesaba a Don Alfonso X El Sabio era que Castilla tuviese una salida al mar. Tanto le daba que fuese Alicante o Cartagena. Un tiempo hubo en que ambos puertos servían a sus propósitos. Pero ocurrió que, por cosas de la vida, tanto la posibilidad alicantina como la cartagenera pasaron a manos de Aragón, Poco después) mediante salomónica solución, Alicante quedó para los aragoneses y Cartagena para los castellanos.
Y en eso, sobre poco más o menos, estamos ahora. Alicante dispone hoy de una buena salida al cielo, cosa que en su día no pudo prever el Sabio, por más que lo fuera. La de Murcia, en cambio, es pobre y desesperanzada. Y dícen quienes de buena fe se reúnen para alcanzar acuerdos suresteños: sea el de Alicante el aeropuerto común; y, tocante a puerto, concedamos ese mismo privilegio al de Cartagena, Pero hay algunos que, aceptando lo primero, no comulgan con lo segundo, y pretenden que la titularidad marinera sea para Valencia. Y ya tenemos el carro atascado en el pedregal.
Más no desesperemos. Las conversaciones, o contactos, o como quiera que se llame, están recién comenzados. Si hubo consenso para redactar nada menos que una Constitución que aprovechara a todos, ¿no ha de haberlo para algo menos trascendente, como son aeropuerto y puerto? Hablen, parlen, negocien y sean pacientes.
Si uno pone el pan y el otro el chocolate, pues, ¡coñe!, comamos todos pan y chocolate.