García Martínez – 21 abril 1993
Por fin ha conseguido este país que se llama España ponerlos encima de la mesa, hombre. Hasta la fecha, en nuestras relaciones con lo extranjero, siempre mandó el criterio de los más poderosos. Se conoce que todavía se están vengando del famoso Siglo de Oro. Si es con Europa, todos los sacrificios recaen sobre los españoles. Si con Estados Unidos, nos mandan los tanques viejos. Hasta en Puerto Rico nos toman el pelo con la cosa del idioma oficial.
Referente a la eñe, encima de comprar aparatos que vienen de fuera, hemos tenido que soportar el teclado inglés. Ausencia de eñe y, en la interrogación, sólo el signo que cierra. No vea usted los millones de rabitos que hemos tenido que colocar a mano encima de la ene para convertirla en eñe. ¿Y qué me dicen de los signos interrogantes, que tienes que llegar al final de la frase para enterarte de que te están preguntando? Menos mal que, a lo último, España ha conseguido imponer sus tesis. De ahora en adelante, cualquier teclado que no traiga la eñe o el signo que abre la interrogación será ilegal. Y ya podremos escribir aquello de “La cañería de Cañete está escoñada”.
Sí bien un grano no hace granero, lo cierto es que ayuda a su compañero. De ahí que este de ahora sea el primero de una serie de logros por venir. Lo importante es abrir brecha. Se empieza con la eñe y se puede acabar siendo una potencia mundial ¡coñe!