García Martínez – 24 enero 2005
La judicatura ha amonestado al Gobierno -y ello a instancias de los independentistas catalanes- por entender que determinados eslóganes sobre la Constitución europea son mera propaganda.
Pues, nada, muy bien. Desde esa perspectiva tan rigorosa, si yo fuese la judicatura prohibiría cualquier alusión al tema, en tanto no se celebra el referéndum que nos tienen anunciado.
A mis cortas luces, cualquier cosita que se diga de ese asunto viene a ser propaganda. A ver, si no. Eso es como tratar de meter el entero mar en un agujerito de la playa.
-Eso me suena.
Sí, hombre. Eso fue que San Agustín se topó un día a un niño, allí en la orillica, que pretendía ese imposible. Entonces, el buen santo, que no era nada tonto, convenció a la criatura de que eso no era factible. En realidad se trataba de un precedente de las desalinizadoras actuales. Pretender convertir en potables los océanos lo tengo por misión imposible. Pero, en fin, ellos son los que mandan.
Volviendo a la Constitución, basta con mentarla para incurrir en propaganda. Por lo tanto, o la ECR catalana exige que ni se la miente (aludo a la Magna Carta), o lo mejor es callarse. Ahora bien, si de lo que se trata es de dar el follón, entonces no digo nada.
No hay ha fórmula ninguna para que, desde las instancias, se hable de la Constitución europea sin incurrir en proselitismo. Pongamos un ejemplo. Tú dices en público la palabra Zapatero y, sólo con eso, le estás haciendo el artículo al personaje.
-¿Aunque digas que Zapatero es malo?
Incluso así. El mundo de ahora está conformado de tal forma y manera que, con la mera mención de un nombre, ya le estás haciendo un favor al nombrado. Lo mismo tiene que se trate de un elogio que de una censura.
Esto es algo muy grave. Y demuestra que los medios de comunicación tienen una importancia excesiva. El pueblo, que es sabio y prudente (y por eso me digo que menos mal), resume así lo que le estoy contando al lector: «Deja que hablen de uno, aunque sea mal». Lo cual va en contra del buen discernimiento. Total, que na.
-Palillo y flor de malva.