García Martínez – 21 mayo 1993
Anoche salieron a la calle -fantasmas de las doce en punto- para pegar carteles, A eso tan tonto y manido como es ensuciar vallas y fachadas con la vera (o no verá)efigie del candidato, se le ha otorgado título de solemnidad, Las emisoras de Madrid anunciaban que estarían allí cuando se produjera el suceso para transmitirlo en directo. Como si no pudiera dormir tranquilo el oyente, sin recibir antes noticia de que Fulanito, Mengano y Perengano habían pegado un cartel.
Sepa usted, cívico amigo, que las cabeceras de lista no suelen pegar nada más que un cartelito. A veces, dos, si alguna cámara o micrófono se ha retrasado. De ahí que se les llame pegamoides. Por mucho que los demócratas de toda la vida pregonemos la igualdad y la fraternidad, lo cierto es que el ser humano siga atrapado por los viejos vicios de jerarquía y orden, Los jefes pegan solamente un poquito, y ya las bases –que para esto están- se ocupan de cargar con el mochuelo de llenar la ciudad de rostros con sonrisas falsas, O (mejor que falsas) de circunstancias.
¿Por qué viene servidor votando en blanco desde hace tanto tiempo? Pues por la sencilla razón de que los candidatos solo pegan un cartelito para salir en la foto.
Y una gente que no tiene redaños para pasarse la noche, dale que te pego, con la brocha una mano y el papelote en la otra, ¿qué servicio podrá prestarme desde la policía activa?