García Martínez – 21 septiembre 1993
Ha estado muy bien ese de Polonia que -después de ganarlas elecciones parlamentarias los comunistas de antiguamente- ha comentado: “¿Por qué se sorprenden? El hecho de que no quisiéramos ser comunistas no significa que nos guste ser capitalistas”. Muy bueno, sí señor. A ver si se van enterando quienes rigen el mundo de que no se debe ir por la vida con sólo dos opciones en la mano. Y menos todavía, con una sola, como está empezando a ocurrir desde que fracasó lo dela Unión Soviética.
El hombre puede elegir. Poco, pero puede y ese poco supone entregarle el abanico abierto para que se quede con la varilla que más le plazca. Nada, pues, de comunista o capitalista, facha demócrata, blanco o negro, de Felipe o de Guerra, de Calero o de Valcárcel, de Ortega o de Gasset… La civilización viene a ser el reconocimiento del matiz. (Digo yo, ¿eh?, pues tampocodeseo pontificar). Por lo tanto, los de la Trilateral tendrán que ponernos delante de los ojos caminos varios y diversos y ya uno verá.
Hay otras posibilidades de ir por la vida. Y, además, con la cabeza bien alta. Ni comunista, ni capitalista, sino todo lo contrario. Por ejemplo: admirador del paisaje, defensor del burro jubilado, vegetariano, escéptico, sosegado… Esta última es opción muy bonita. ¿Usted qué busca? Sosiego. ¿Usted qué es un sosegado?. ¿Y cómo pasa el tiempo libre? Sosegándome