García Martínez – 11 octubre 1993
Habrá que organizar esto de otra manera. La gente anda confiada, pues no supone que le van a cambiar el estatus. Hasta que se lo cambien. Sabemos que existe una Selección española de fútbol (la demoninada Selección Española de Fútbol) que se nutre de jugadores del Barcelona. Nos gusta oír el himno nacional antes del comienzo de un partido de fútbol. Y nos encanta que gane España. Quien más quien menos guarda en su casa una banderita para cuando surge la ocasión. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es, a ver si me entiende usted. A la afición no debemos perjudicarla por nada del mundo.
-¿Ni siquiera por la selección espa….?
¡Nada, que no! ¡Ni por San Pedro que bajase de los cielos! Los domingos son sagrados. Y la costumbre hace ley. Es intolerable que, cada vez que la española tiene que jugar, se ponga en día laborable la jornada liguera de la Primera División. La cuestión es muy sencilla: ¿ que hace un cristiano, un honrado padre de familia, toda una tarde de domingo sin fútbol? A ver como se agarra usted a esa mosca por el rabo. Dígame: después de la paella, después de dar la cabezada en el sillón mientras ulula la tele, ¿A dónde vas niño cruel, a donde ese nido, riendo tu mientras pian esos pobres pajaritos?
Sepan cuantos leyeren que el mayor numero de maltratos a mujeres, niños y ancianos, por parte del cabeza, se producen esos domingos que digo.