García Martínez – 13 mayo 2005
Con zapaterías no me refiero a lo que parece, sino a ciertos dichos que acaban de salir de la boca de Zapatero. O sea que son dichos frescos.
Uno, a pesar de la edad, todavía se mete entre pecho y espalda los discursos del Estado de la Nación. Menos los que largan los nacionalistas. No por nada, sino porque, para mí, nacionalismo no hay más que uno: el de Murcia.
-¿Haaaala!
Bien, vale. A dispensar. Entre lo mucho o lo poco, según se mire, que manifestó Zapatero en el Congreso…
-Faltaron aplausos, ¿verdad usted?
Pues sí. Yo creo que faltaron. Y algún bravo.
-Bueno, para bravo, Rajoy -comenta un lector de derechas.
Si me quieren dejar, continúo. Pues, en fin, me anoté algunas perlas que llamaremos, como expliqué, zapaterías. Estaba el hombre hablando de sus logros durante el primer año de mandato. Y me fijé en tres. Uno: «Hemos derogado el trasvase del Ebro».
Esa es una verdad incuestionable. Pero, claro, el Presidente incluyó esa decisión en el capítulo de méritos. Y, visto así, a nosotros, los de por aquí, nos suena malísimo. Es como si se enorgulleciera -digo Zapatero- de haber cazado a Bin Laden. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han detenido en Alcorcón -¿quién lo iba a decir?- al terrible bandolero. Y tampoco es eso, oígame. Yo no digo que el trasvase del Ebro sea el conjunto de todos los bienes sin mezcla de mal alguno. Pero tampoco lo contrario. Hay afirmaciones que duelen. Y a mí, esta me dolió siquiera una miaja.
Dos: «Hemos acabado con la televisión de partido», refiriéndose a la pública. En los bancos derechosos se descojonaban de risa. Y con toda propiedad: pues los derechosos saben muy bien que eso es algo que no se logrará nunca. Como no se logró tampoco mientras ellos gobernaron. Se trata de una utopía. Ya viene en el Génesis: «Jamás tendréis los hombres una televisión pública independiente». Que se lo digan a los Urdacis y a las Marías Antonias Iglesias.
Del tres, no recuerdo la literalidad, pero criticó las «campañas de autobombo». Y, entonces, pues ya me tomé el yogurt de media tarde que me recomienda la estricta dieta que estamos siguiendo la cabra y yo. Y eructamos.