García Martínez – 19 mayo 2005
Algunos, por no decir todos los de por aquí, nos estamos empezando a poner más que nerviosos con los augurios tan malos que nos hacen, a propósito de la tremenda caló que se nos viene encima.
Lo que anuncian es lo más parecido a la fin del mundo. Dícese que vamos a tener aquí en Murcia entre cinco y seis grados más que en el verano anterior. ¿Usted sabe lo que es eso?
La cremación instantánea. Hombre, por favor. Es que nos metemos en los cincuenta y pico. Y eso es más de lo que el cuerpo puede soportar. Aunque sea un cuerpo murciano, que es de los más sufridos que hay en las tiendas.
Ignoro en qué datos científicos se fundamentan los agoreros.
-¿No serán los fabricantes de aire condicionado.
Se dice acondicionado.
-No, si digo condicionado a que lo pagues, aunque sea a plazos y sin interés ninguno.
¿Ay! Los chistes malos también hacen sudar. Pero, bueno, es verdad que lo último que le queda por ofertar al comercio es que te lleves la mercancía y la pagues después de muerto. Lo veo bien.
Los calores con los que amenaza el presagio, yo es que no acabo de verlos. Si te fijas, ahora en mayo, deberíamos andar ya por esta zona sudando la gota, si no gorda, la otra. Y, sin embargo, hay días en que te viene el viento del norte y no parece sino que reina el otoño.
Sea por lo que fuere, el caso es que, en mayo pasado, muchos ya habían llenado la piscina.
-No miente usted la piscina, que está la Narbona con la escopeta montada.
Ya, ya lo sé. ¿Es que se cree que no leo los periódicos?
A lo peor es que la caló se va a presentar, además de fuerte, tardía. Yo quiero creer que se trata de una falsa alarma. Lo digo porque, en esto del calentamiento de la Tierra, no se crea el lector que todos los sabios piensan lo mismo. Ciertos de ellos hay que no entran por el aro de esa teoría. De modo que no demos todavía por fallecido al burro.
Mientras nos podamos reunir en Kyoto será porque todavía vivimos. Aparte de que, si te fijas, ni siquiera han llegado las avispas, que siempre se adelantan a la caló.
Lo que buscan es asustarnos, como cuando dijeron que se iban a cargar el trasvase del Ebro.