García Martínez – 26 mayo 2005
De acuerdo, de acuerdo. Hay sequía y, si no nos apretamos el cinturón, las vamos a pasar canutas. Pudiera faltarnos incluso para beber, si hacemos caso a las señales de alarma que se nos mandan desde la superioridad. De acuerdo, hombre.
Pero vamos a ver si no nos confundimos. Si no mezclamos las churras con las merinas. Una cosa es beber, otra regar y una más desarrollarse. Sequías aparte -que esas siempre las tendremos-, lo que hay que considerar es que Murcia necesita agua… para vivir.
Cuando, desde las altas instancias -¿je!-, se habla de nuestro asunto, siempre aluden a los riegos, que son imprescindibles para una agricultura como es la levantina.
Eso está muy bien. Pero el problema es de mucha mayor envergadura. Lo que de verdad nos sucede a los de aquí es que nos falta agua para subsistir. Para seguir militando en este perro mundo. Para que, de tan secos y resecos, no nos vayamos derechicos a la tumba, ¿joder!
Hay un déficit, como lo llaman. Y es un déficit integral. Una cosa son las lechugas y los abercoqueros, con los que contribuimos -¿o no?- a la economía nacional, y otra, la necesidad vital.
a) Para desarrollarnos. No hay que dejar fuera la construcción de viviendas para, sobre todo, esas gentes que vienen del extranjero a quedarse. Con campos de golf, sí, ¿qué pasa? ¿Por qué los tenemos prohibidos, si en el futuro nos van a servir para poner el cocido todos los días? ¿Están tontos o qué?
Y b) Para beber. Nosotros y la Alicante entera. ¿O acaso el Taibilla es sólo para Murcia? «No gaste, no gaste usted, que le cierro el grifo». ¿Jesús, qué miedo! ¿Saben ellos lo que nos gastamos en agua mineral? Por insuficiente y por mala que es la otra. En las conducciones de la potable se acumulan los sólidos, como les dicen. Y ya se sabe de gente que, cuando estaba duchándose, le cayó en la cabeza un pedrusco de cal. ¿Hombre, por Dios! Vamos a dejar ya de ser los tontos de las culás.
Claro que hay que ahorrar. Todos los españoles debemos ahorrar agua. Y dineros, para tener un porvenir medianamente seguro. Pero no nos riñan más, por favor. No nos metan los dos pies por el mismo calzón.
-No me amenaceeeees…