García Martínez – 24 junio 2005
Un helicóptero procedente de Castilla-La Mancha ha sobrevolado la región de Murcia, en plan espionaje tipo «Guerra de los mundos» o similar.
A servidor mismo, por no ir más lejos, le espió la piscina. Menos mal que me pilló con el bañador puesto. De no ser sí, imagine el lector la que se podría haber liado, o sea: todos los mancheguitos (y las mancheguitas) revolcándose de risa. Por eso he dado órdenes a la totalidad de mis deudos, para que no se bañen en cueretes vivos. Al menos mientras dure la idea de Barreda de tenernos echado el ojo desde el aire.
¿Y qué medidas pueden tomarse desde aquí? Digo para contrarrestar.
-Lo primero de todo, ¿cómo andamos en Murcia de helicópteros?
Bueno, aparte de que el origen del helicóptero es murciano -acuérdese usted del autogiro-, nosotros tenemos tres chismes de esos por falta de uno. Pero hasta la fecha no se nos ha ocurrido mandarlos a la Mota del Cuervo.
-Si acaso se decidiese Valcárcel a enviarlos, a ver si pudiera ser que, aprovechando el viaje, se trajeran unas laticas de perdiz escabechada y algo de queso en aceite.
Ya veremos, pues eso corresponde en realidad a Logística.
-¿Y quién lleva Logística?
¿Pues quién la va a llevar, si no es Ruizvivo? Venga, yo mismo hablaré con él. Pero sepan que va a querer quedarse con un par de latas y medio kilo de queso. Claro que estos son los gajes que tiene el oficio de remitir helicópteros a Castilla-La Mancha.
-¿Y qué más podrían hacer nuestros aparatos allá en la planicie?
¿Le parece a usted poco traerse para acá las perdices y el queso? Esa es la única misión decente que puede llevar a cabo en una comunidad un helicóptero de otra comunidad. No va a tirarles cobetes. Por mucho que no sepamos qué armas lleva dentro el helicóptero manchego, por mucho que no sepamos si nos van a disparar, nosotros hemos de actuar pacíficamente. No hay que pasar del queso y las perdices.
-Y algo de gazpacho…
No, señora. El gazpacho manchego donde lo hacen bueno es en Yecla. Y ya comprenderá usted que no les vamos a mandar a los yeclanos un helicóptero.
-Eso, jamás