García Martínez – 21 junio 2005
Esto fue cuando la noche electoral, o sea la del mismo domingo. Comparecían ante los medios los líderes gallegos, cada uno con su historieta de rigor. Yo estaba enchufado a la CNN y, en el momento al que me refiero, quien hablaba era Acebes.
El hombre ensalzaba a bombo y platillo al PP, como no podía ser de otra manera. Y le dio por decir que las elecciones gallegas habían sido un fracaso para Zapatero. Lo expresó así una vez, y otra vez. Desde el primer instante, Antonio San José, coordinador del programa, empezó a ponerse nervioso…
-La CNN es de Polanco, ¿verdad usted?
Ciertos son los toros. La CNN que llaman Plus, desde luego. Por fin logró San José que el realizador cayera en la cuenta y, entonces, quitaron de en medio al pepero. Hombre, por favor, ¿a quién se le ocurre? Era estupendo advertir cómo al pobre San José se le iban unos cerros y se le venían otros. Y algo parecido le sucedía a uno que le dicen Enrique Sopena, tertuliano, que es más del PSOE que el cali y que hace todo lo posible por parecer imperturbable.
Estas cosas tan ridículas suceden porque ellos son ansí. Unos y otros. La insistencia casi desvergonzada de Acebes en lo del fracaso de Zapatero fue, sin duda, premeditada. Y se pasó de rosca en su afán de darle caña al Presidente. Los políticos, en cuanto que les colocas una cámara delante, aprovechan para hacerse la propaganda. Y es tanto el entusiasmo que ponen en la tarea, que no les importa producir en los espectadores lo que se llama vergüenza ajena. Otras cadenas acogieron íntegra la intervención de Acebes. Pero, claro, si se trata de la tele de Polanco, pies para qué os quiero. Lo menos que hacen es darle la palabra a Touriño, que es más de la casa. (Por cierto que Touriño, gallego y todo, se parece un montón a Ruizvivo. Espero que eso no le traiga problemas al murciano. Porque, bien mirado, la culpa del parecido no es de Touriño, ni de Ruizvivo. Pero ellos son así).
El personal, que está de vuelta de tantos camelos poseudoinformativos, se divierte un montón con estas cosas. Pues, esa noche postelectoral, incluso el gran perdedor, como lo fue el chico este alto del BNG, se mostraba pleno de entusiasmo. El pueblo, con esto, se descojona, ya digo.
Y es que ellos son ansí