García Martínez – 19 junio 2005
Pues, señor, ¿es que no nos van a dejar tranquilos en nuestra modorra? Lo mismo es que estamos gafados. O que se cumple aquello del perro flaco y las pulgas.
Ahora toca que una compañía aérea le llame al aeropuerto de Murcia de Alicante-Sur. No permiten que el Alted se titule de Alicante-Murcia, pero pretenden que el de San Javier sea Alted.
El nuestro es el cuento de nunca acabar. Y, sin embargo, el otro día, en el programa de Canal 6 en la Asamblea, cuando servidor sacó lo de La Tonta del Bote aplicado a esta Región, alguno torció el gesto. Pues, nada, muy bien. Si lo que queremos es engañarnos, vale, vamos a engañarnos. Pero luego no digamos que si tal y que si cual.
Esto que ha hecho la Virgin Express, que así se llama la compañía, tiene toda la pinta de ser un recochineo. ¿Entonces? ¿Entramos en polémica? Si lo hiciésemos, nosotros podríamos decir que de Orihuelica hasta Beniel no es Alicante, sino Murcia-Este.
Y también estaríamos en nuestro derecho de afirmar que la Virgin esta no es virgin, sino que se la han cepillado ya seis millones de maromos. Desde el primero que se la llevó a los Baños de Mula hasta el último.
A lo mejor hay algo de culpa por nuestra parte. Cuando los de aquí de Murcia viajamos al extranjero y nos preguntan que dónde vivimos, respondemos para abreviar que un poco más abajo de Alicante. Eso es porque, quieras que no, Alicante sale más en los mapas.
-¿Pero de verdad Virgin Express no es virgin?
Yo qué sé, si no conozco de nada a la Virgin esa. Es un decir, un suponer, un hacer ver que todos podemos soltar tonterías acerca de los demás.
Entonces, ¿qué? Estamos en una tesitura graciosa, por los cojones. Desde Albacete nos achacan que regamos el doble -nada menos que el doble- de lo que decimos regar. Desde Madrid nos mandan que no bebamos tanta agua. Los expertos pronostican que estamos en trance de convertirnos en desierto. Y, ahora, la Virgin nos quiere arrebatar un pedazo de provincia. ¿Hay quien dé menos?
Se comprende, por lo tanto, que el murciano medio se centre en la cosa de las vacaciones, para olvidarse de tanta miseria como padecemos.