García Martínez – 3 junio 2005
Nadie en sus cabales podrá negarle a Zapatero su afición al Quijote. Ni su amor a Cervantes. Otra cosa será que haya leído o no el tocho.
-¿Qué es eso de tocho? No sea usted irreverente.
Vayamos por partes. Yo hablo de tocho de un modo no eufemístico, ni mucho menos peyorativo. En su acepción cuarta, la Real Academia de la Lengua lo define como: «Libro de muchas páginas». Demos, pues, por cerrada la cuestión.
¿Ha leído Zapatero el Quijote? Lo ignoro. Sólo diré que el noventa por ciento de los españoles no lo hemos ingerido entero. Entre otras cosas porque, en la niñez, nos lo suministraron en la escuela como si fuera aceite de ricino. Y estas cosas se pagan. El presidente del Gobierno ha hecho del Quijote su santo y su seña. Lo veo bien. Mejor eso que presumir de Chiquito de la Calzada.
-Por cierto, ¿viene a la Gala de la Región?
No viene, porque, quieras que no, Ruizvivo ha madurado. Lo cual no significa que se vaya a caer del árbol, como decía Franco acerca de Gibraltar.
Hasta la fecha, Zapatero venía siendo el caballero de la esbelta figura. Pero ha logrado asumir de tal manera el talante del Hidalgo que, hace unos días, se nos manifiesta ya como el caballero de la triste figura.
La culpa o el mérito de ello débese al resultado del referéndum francés. (El de Holanda, para qué decirle). La cosa fue que, cuando el Presidente compareció ante los medios para explicar lo de Francia, su figura destilaba tristeza. Una tristeza infinita. En el semblante, en el gesto, en el tono… Pues, por más que intentes disimularla, la tristeza -ni siquiera no siendo infinita como esta-, lo delata a uno.
-Sí que lo delata, sí.
Porque, si antes de que hablaran las urnas, a un posible non francés le llamas catástrofe, y después de que hablen lo tienes por tropiezo, ¿cómo se te pone el cuerpo? Pues eso: tristón.
-La novia, en cambio, iba tristona, pero a la vez blanca y radiante.
Ya. Pero es porque la novia de la canción había recibido un solemne sí. Su tristeza era por tener que someterse -hasta que la muerte los separe- a los malos tratos del tiaco.
-Sería por eso