García Martínez – 31 julio 2005
Una estatua, que no un soneto, es lo que nos manda hacer Violante desde el Más Allá.
Me explico. El cronista Valcárcel ha sugerido que se exhiba una estatua de Alfonso X El Sabio en el paseo de su mismo nombre. Lo veo bien. La sugerencia ha sido recogida, en sólo dos días, por el Ayuntamiento capitalino. Esta celeridad de la institución no me creo que se deba a que el presidente de la Comunidad sea hijo de su padre.
La idea es buena en sí misma para la mayoría, o eso me supongo yo. Y no requiere echar mano del tráfico de influencias. Aparte de que el cronista Valcárcel no modela y, por lo tanto, no pretende llevarse ganancia alguna con el proyecto. Si acaso, satisfacción moral.
Puestos a sugerir, vamos a ello. He leído por ahí que a Don Alfonso lo mostrarán sentado en su trono, acompañado de todos lo atributos habidos y por haber. Lo veo mal.
Considerando que el Rey, siendo Infante, estuvo en Murcia acompañado por su novia, Doña Violante, el monumento podría incluir a la dama. Y de esa manera se humanizaba un tanto al Monarca, al tiempo que a ella se le daba ocasión de lucimiento.
La cosa se pone aún más cachonda cuando sabemos que la parejita durmió, es un decir, una entera noche en el Castillejo, a dos pasos de Monteagudo. No digo yo que haya que enseñarlos en su lugar descanso, pero sí un poco más a menos que el cardenal Belluga, que está allí en la Glorieta dispuesto a dar sablazos con su tremendo sable. Don Alfonso y Doña Violante, puesto que van a lucir en pleno Tontódromo, podrían verse como las parejitas de ahora. Digo medio abrazados en plan bufanda. Y hasta me atrevo a solicitar que la Doña Violante enseñe un trocico de cintura, ombliguito incluido, tal como se lleva entre las chicas actuales.
¿Qué? ¿Hace o no hace? ¿Seguimos con el plan antiguo en lo tocante a estatuas o conciliamos el medievo español con la España constitucional y representativa? Hoy en día, lo sedente ya no gusta a casi nadie.
Sobre si la plaza Circular debe llamarse como el Rey Sabio, quizás estaría mejor -pues ya tiene el paseo- rotularla oficialmente como la Redonda. Así acercamos el país real al país oficial.
-Una cosa que esté bien.